domingo, 31 de agosto de 2014

A DAY AT THE RACES: VANTAGE S V8 vs R8 V10

18 cilindros, casi 10 litros y 960HP para jugar en un circuito en el medio del desierto. Alemania vs Inglaterra. A jugar el clásico.



Para los mortales, no son muchas las oportunidades en las que podemos decir "mañana me toca ir a un circuito a correr con dos supercars".
Sin embargo, tuve la suerte de cumplir un sueño (algo caro, por cierto) y manejar dos autos poco comunes en nuestro sudamericano y tercermundista suelo. El Aston Martin Vantage S V8 y el Audi R8 V10.
La cita tuvo lugar el pasado mes de junio en la afamada ciudad de Las Vegas, Nevada.
Específicamente en el predio destinado a la empresa Exotics Racing, dentro del circuito Las Vegas Motorspeedway.



Al llegar, nos encontramos con un pequeño circuito, de poco más de milla y media, con curvas de diversa dificultad, y una recta principal algo corta para disfrutar este tipo de autos a pleno.

En boxes, un paraíso en tierra: un stock de autos único y realmente exótico con Ferraris F430, F458, Lamborghinis Gallardo y autos "más mundanos", como Nissan GTR's, algunos Porsche Cayman y 911 Turbo, Corvettes, y las joyas a probar.
Comenzamos con una vuelta de reconocimiento a bordo de una Porsche Cayenne S. Un vehículo que sorprendió por su estabilidad a pesar de la altura y de que claramente no fue concebido para recorrer un circuito (aunque tampoco es un todo terreno pura sangre).


La vuelta y media de reconocimiento pasó rápido, en un trazado corto, de curvas variadas con distintos ángulos, peraltes, velocidades y puntos de entrada y salida. La longitud del mismo lo hace un recorrido trabado con pocos cambios de marchas, pero mucho trabajo para los frenos y el acelerador.



Los autos
Primero en la lista: Aston Martin Vantage S V8.


Con un motor V8 de 4.7L, erogaba una potencia máxima de 436HP a 7.300 rpm y 490Nm de torque a 5.000 rpm.
Como sabemos, se trata de una cupé, digno miembro del elitista grupo de "supercars", vehículos exclusivos y con un ADN de carrera que otros autos simplemente no tienen por más deportivos que aleguen ser.
Sólo para dos pasajeros, con motor delantero central y tracción trasera. Llantas de 19” de aleación liviana recubiertas por unas Bridgestone Pontenza y frenadas por discos de 380mm y 330mm de diámetro. Como dije, ADN de carrera.


Si bien tiene origen en la ciudad inglesa de Gaydon, el volante (en algún momento forrado con cuero Alcántara pero ya muy gastado) estaba ubicado en la mitad izquierda del vehículo. Detrás del mismo, las paletas para operar la caja de cambios de 7 velocidades semiautomática “Sportshift”.
La posición de manejo lograda era perfecta para conducir en pista: cercano al volante, con las piernas estiradas pero cómodo para llegar al final del recorrido de los pedales, y muy cercano al piso en una posición bastante recostada, ya que los diseñadores buscaron mantener el centro de gravedad del vehículo lo más bajo posible (y lo lograron 1,2mts de altura total).
Sentado ya en la posición del piloto, corregida la butaca eléctrica, cómoda pero de diseño de carrera, y seteada la altura y profundidad del volante, nos colocamos el cinturón de seguridad corriente, inercial de tres puntos, como en cualquier auto común.

Listos para salir a pista. Presiono la llave-botón (también conocida como “Emotions Control Unit”) y el V8 inglés cobra vida. Las RPM crecen y las pulsaciones también.
La pequeña explosión de ignición y el ronroneo posterior son música para los oídos de cualquiera que esté cerca.
Acompañado por el copiloto oficial de Exotics Racing, tenemos Green Light para avanzar y paso de neutral a primera marcha. Suelto el freno y la bestia de EUR150.000 comienza a desplazarse.


Avanzamos los primeros metros por el box y nos detenemos al borde de la pista para verificar el tráfico antes de ingresar.
Todo en orden. Vamos. Aceleramos y nos incorporamos a la pista por la curva que lleva a la recta principal. Termina la curva y es el momento de llevar al Aston al límite de revoluciones.
Acelerador a fondo y los cambios empiezan a pasar cuando el tacómetro marca las 7.500rpm.
Primera sensación: sueño cumplido. Pisar a fondo un Aston Martin, escuchar esa sinfonía de 8 cilindros en V funcionando en perfecta sincronía con una recta por delante para recorrer lo más rápido posible. Felicidad pura.
En ese momento, lo que se siente es una aceleración brutal, el cuerpo se pega al asiento y se notan todos y cada uno de los caballos del motor y del tremendo torque con el que empuja. Se escucha perfecto el motor tanto delante como detrás por el caño de escape de aleación liviana y con un sistema de válvulas activas.

Llega la primera curva, marca de los 100 feet, fuerte presión sobre los 4 enormes frenos ventilados y ranurados que son capaces de sacarte los ojos de lugar. Curva a la derecha, tomando cerrada la cuerda y abriéndose al pasar la mitad para lograr la mayor velocidad en la salida. Al acelerar a fondo, se mueve un poco la cola del vehículo, no olvidemos que son 400+ caballos actuando sólo en el eje trasero.
Durante el resto del circuito se siente el desbalance de pesos y tracción, notando en las curvas cómo el auto busca sacar la cola si lo aceleramos de más. Pero sus sistemas electrónicos de control, y sus enormes cubiertas traseras lo hacen un vehículo muy seguro y lo mantienen en el camino que queramos que transite.
Se completaron las 7 vueltas con un balance en el campo de la velocidad máxima de 170km/h. La recta era corta. Es un auto que alcanza los 305km/h. Sin embargo, la adrenalina que genera es única.

Es un vehículo de capacidades increíbles. Cómodo para manejar en la calle, pero un rabioso deportivo si se lleva a la pista. Elegante pero con líneas agresivas. Deportivo, pero no molesto para manejar relajado. Un auténtico superdeportivo.




Segundo en la lista: Audi R8 V10


El plato fuerte del día. El futuro llegó y efectivamente tiene forma de nave espacial. Esas luces delanteras con el logo de Audi fuera de la grilla delantera y sobre el capó. La combinación de paneles blancos y negros hace relucir más aún los rasgos de deportividad y aerodinamia. Parece, y de hecho fue, un auto de película. Una nave espacial con grandes llantas y tomas de aire a los costados.
Diferente al Aston por muchos motivos. La tracción ya no es sólo trasera, sino que es la conocida tracción “Quattro”, que le permite al auto aplicar la potencia al suelo de manera más efectiva.
El motor, más grande: V10, 5.204cm3 que genera 525HP a 8.000rpm y 530Nm de torque a 6.500rpm. Más grande, más potente. No se ubica delante, sino detrás de los pasajeros, en medio del vehículo, creando un mejor balance de pesos.

Al llegar el turno de manejarlo, nos acercamos al auto y echamos un vistazo al terrible motor. Una obra de arte moderna como el resto del auto. El diseño del vehículo es claramente alemán. Prolijo, duro, agresivo y simple. Sin demasiadas extravagancias. Con todo el lujo y el carácter deportivo que se pueda dar a un auto que solo representa velocidad.


Al ingresar, típico tablero Audi con incrustaciones de aluminio y fibra de carbono. Volante a la izquierda, con los cuatro famosos aros entrelazados en el centro y paddle shifts por detrás. Una gran pantalla color en medio del panel. Debajo de ella, controles de la computadora y audio, y más abajo de temperatura y la palanca de cambios con pomo de aluminio. Asientos de cuero deportivos y más cuero por todos lados. La calidad de los materiales es excelente, fiel representante de la casa alemana.
Nos sentamos y colocamos el asiento y volante en la posición correcta. Muy cómodo. Todo listo para salir.

Encendemos el motor y la más exquisita música no sale de los 12 parlantes Bang & Olufsen, sino que se escucha detrás. Muy diferente al V8. Más refinado, más agudo, más parecido a un auto puramente de pista.
Empezamos a rodar con el mismo itinerario que antes, frenando al borde de la pista. Luz verde y salimos. Entramos tranquilos, pero después de unos metros, acelerador a fondo y las emociones comienzan. El V10, que también da vida al S6 y S8, y a su primo, el Lamborghini Gallardo, nos lleva a los 170km/h en pocos segundos teniendo que frenar muy fuerte al llegar a la primera curva.

Si bien en se puede utilizar el vehículo sin enterarse casi si el motor está encendido, dentro de la pista, la cuestión es diferente. Que sonido, que sensación de velocidad y potencia.
Los grandes V8 suelen tener un tono más grave al ser exigidos. Demuestran agresividad y potencia bruta. Los motores V10 son diferentes. Es casi como comparar
Rock con música clásica. Ambos dan placer escucharlos, pero el indiscutiblemente se percibe otra cosa cuando se escucha un V10. Parece ser más perfecto. Más preparado para ir rápido y no solo para quemar gomas. Parece el sonido de una turbina al despegar.

En el Audi, el sonido te invade por todos lados, empuja hasta que dejes de acelerar. Frena y dobla mucho más parejo que el Aston gracias a su sistema de tracción Quattro y sus computadoras que indican donde tienen que aplicar la potencia, cuando se debe en el eje trasero y en otras oportunidades reparte más al eje delantero.
Fueron menos vueltas pero más rápidas, claramente. El auto voló por la trabada pista de Las Vegas , y por su recta llegando a 185km/h. Todo parece que tarda 2 segundos cuando las sensaciones son tan placenteras. Este no era un auto de carreras. Era una bala a la que podía corregirle la dirección.


Como balance final, fueron dos autos que compiten entre sí, pero que son muy diferentes. Uno con el gen inglés de deportividad, clásico supercar V8 de tracción trasera. El otro, un misil alemán, con interminable grip, frío y calculador.
Si querés ser rápido, opta por el R8. Un verdadero tren bala.
Si querés divertirte, quemar gomas y tener más trabajo en la pista, el Vantage es más desafiante.

Max Power
(Agradecimientos especiales a Nick "The Godfather" Moure por las fotos y videos tomados)
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-Max Power-

1 comentario:

  1. Me encanta el grado de detalle y la pasion que se transmite en este articulo. EXCELENTE!!!!
    Ojalá puedas seguir informandonos asi. Gracias

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Gracias por comentar. ahora hace algo mas interesante. Como comer pochoclos

salu2